Aspectos positivo y negativos de la cultura escolar.
Siguiendo a Porras Arévalo (2011) podemos establecer diferencias entre estos
dos conceptos. Mientras la integración se basa en la normalización de la vida
de los alumnos con necesidad específica de apoyo educativo, la inclusión es un
derecho de todo el alumnado.
Vemos, por tanto, cómo la inclusión va más allá de la mera integración. Supone
un proceso de cambio para que la escuela sea de todos y para todos. Para
ello es necesaria una modificación de la cultura escolar existente que derive
hacia una verdadera cultura inclusiva. Una organización de centro basada en
una política inclusiva que ayude al desarrollo de prácticas que orquesten el proceso
de aprendizaje y movilicen recursos para todos.
Estos cambios en la cultura escolar necesitan de unos principios que contribuyan
a una organización inclusiva. López Melero (2004) destaca los siguientes:
- La diversidad del alumnado como valor añadido y no como un defecto. No existe superioridad de unos alumnos sobre otros.
- El Respeto a las diferencias individuales. El aula es como una comunidad de aprendizaje y convivencia donde se comprende que todos pueden aprender, cada uno a su ritmo y estilo.
- El Fomento de metodologías que favorezcan la autonomía en los aprendizajes y el desarrollo de estrategias de “aprender a aprender”
Si ponemos todo esto en relación con los distintos modelos de atención a la
diversidad, podemos llegar a la conclusión de que para llegar a una verdadera inclusión educativa, en contextos de diversidad cultural, es necesario seguir un
modelo de educación intercultural. Partiremos de estas premisas para dirigir
nuestra observación y propuestas de mejora
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